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FOTO: CARLOS GARCÍA GRANTHON

La lucha por un párrafo en la COP 20

Publicado: 2014-12-12


Viernes 12 de diciembre. Una pantalla en la Sala de Prensa de la COP 20 muestra unas imágenes de una de las Plenarias con 4 sillas vacías y algunas personas circulando por el recinto. Corren los rumores por acá sobre el final –no se sabe si feliz- de la conferencia. Que se irá hasta el domingo, que el sábado a medianoche, que ese día por la mañana. O hasta, mágicamente, hoy mismo, lo que algunos verían casi como un milagro.

Ayer por la tarde, Manuel Pulgar Vidal, nuestro ministro del Ambiente y presidente de esta cumbre masiva y enrevesada, dio una suerte de arenga a los delegados, para se terminara el trabajo, para que los documentos se simplificaran. La tendencia al crecimiento de los textos, según algunos delegados y observadores, se ha vuelto casi exponencial. Uno habría pasado de 11 a 52 páginas, luego habría crecido a 59. Y así…

Al momento, se cuenta con un texto de 4 páginas, seguido de un anexo de 2, que habría visto la luz el jueves hacia las 10 de la noche. Tiene 17 parágrafos, algunos de ellos con ‘3 opciones’, lo que quiere decir que habría 3 maneras de redactarlo. Parece mucho, pero el miércoles Miguel Arias Cañete, el Comisario Europeo del Clima y Energía, me comentaba que en algunos casos había 11 opciones para un único párrafo.

¿Qué es lo que impide el consenso, eso tan complicado entre tantas delegaciones (son 195 países), aun cuando estén agrupados en bloques? El párrafo 7 del texto da una pista. Tiene que ver con las Intenciones de Contribución Nacionalmente Determinadas (INDC, en inglés), es decir con lo que cada país va a ofrecer como su ‘contribución’ para mitigar el cambio climático. No hay una sola forma de ver cómo se precisa eso.

Una de las opciones, por ejemplo, sostiene que ‘se invita a cada Parte a que comunique a la Secretaría sus INDC hacia el logro de los objetivos de la Convención en su artículo 2. Ese artículo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) es el que dice que el objetivo es “la estabilización de las emisiones de las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera a un nivel que impida las interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático”.

En los términos actuales, no pasar de los complicados dos grados de aumento de la temperatura global, lo que ocasionaría eventos climáticos extremos, inmanejables. No es poca cosa, si se piensa en el futuro, y el presente, del planeta. Pero el problema, el bloqueo parcial digamos, es que hay algunos países que argumentan que no les es tan fácil medir la cantidad de gases invernadero que emiten y, por ende, ofrecer sus INDC.

Según un observador, sería el caso de Nicaragua. De allí que otra de las opciones para ese párrafo habla de financiamiento, de transferencia de tecnología. En suma, de ayuda para que cada Parte (país) cumpla con su parte. No es el caso del Perú, que cuenta con el proyecto Planificación ante el Cambio Climático (PLANCC), que lo que busca es generar evidencia “cuantitativa y cualitativa” sobre los escenarios de mitigación en el país.

En el párrafo 2 se avizora otro asunto que generó controversia, pero finalmente pasó, aunque será sujeto de revisión en París. Se decidió que el nuevo instrumento legal, que reemplazará al Protocolo de Kioto incluya cuestiones como la mitigación, el financiamiento, la transferencia de tecnología, la generación de capacidades y “la adaptación incluyendo las pérdidas y daños”. Es decir, todo esto en un paquete.

El tema es un tanto urticante porque, desde el inicio de la COP 20, la mayoría de países en desarrollo habían planteado que ‘pérdidas y daños’ fuera un capítulo aparte por una razón fundamental: hay casos en los cuales un país – uno de los agrupados en la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés), por ejemplo- ya no tendrá posibilidades de adaptarse. Podría simplemente desaparecer en el mar.

De acuerdo a Climate Action Network (CAN), es Estados Unidos uno de los países que se habría opuesto que esto se empaquete dentro del rubro ‘Adaptación’. La razón parece evidente: implica más flujos de dinero, compensaciones concretas a los países afectados. Este, según algunos delegados, fue uno de los puntos de mayor desacuerdo. No pasó fácil y no está definitivamente resuelto, pues podría revisarse en la COP 21 de París.

TODD STERN, ENVIADO ESPECIAL DE EEUU PARA CAMBIO CLIMÁTICO. FOTO: CARLOS GARCÍA GRANTHON

Algunos asuntos que suenan anecdóticos, pero que no son menos importantes, han trascendido en estos pasillos, que parecen calientes por las negociaciones, y también por un adelantado verano limeño. El borrador del nuevo acuerdo incluiría una referencia al tema de género, que contó con el apoyo de varias delegaciones. No de la de Arabia Saudita, que habría puestos objeciones a ese aporte, desde su imaginario y su cultura.

Acerca del financiamiento, se ha visto con cierto optimismo que ya se pasó la meta de los 10 mil millones de dólares para el Fondo Verde del Clima (FVC), en el que Perú ha puesto 6 millones de dólares, una cantidad similar a la de Colombia. La propia Australia, que ya se ha ganado 4 ‘fósiles del día’ (el premio que da CAN a los países que bloquean el proceso de negociación), ha anunciado su aporte de 165 millones de dólares.

Así van las cosas, a vuelo de pájaro afectado por el cambio climático. Por la tarde de hoy viernes 12, podría haber novedades, se espera que mínimamente felices, en torno a los textos del famoso borrador. Para entonces, podrían haber desaparecido las varias opciones para cada párrafo y, al fin de cuentas, los temores de llegar a un consenso para que la Tierra no se siga calentando y ya ningún país tenga opción de prácticamente nada.


Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

MeditaCOP

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